Sin lugar a dudas la montaña ha formado parte de mi paisaje y entorno habitual durante mi vida.
Aunque nací en Zaragoza capital, desde muy
temprano descubrí el Pirineo como un lugar de
desarrollo personal que dejó huella e influyó en
decisiones.
Una época donde, los que nos considerábamos
"montañeros", nos apropiábamos de una cierta
libertad para recorrer valles, subir picos, gozar de su
flora y su fauna, pero siempre teniendo en cuenta,
como principio indiscutible, el respeto a los demás y
a la naturaleza.
Allí pasé años, disfrutando de valles, picos, paseos y acampadas. De sus pueblos y sus habitantes.
Lógicamente, en estos años, conocí los Alpes. Grandiosos, majestuosos. Pero el Pirineo era el Pirineo. Mi
Pirineo.
Más adelante, mi vida profesional cambió el Pirineo por los Andes Venezolanos. Pero ya como
residencia, como lugar de trabajo y por muchas temporadas como objetivo de proyectos.
Por 34 años:
mi hogar a 1800m de altura;
mi segunda sede del trabajo a 3600m de altura;
por temporadas, realizando mediciones sobre puntos, la mayoría picos de más de 4000m de altura;
incluso, eché piedras sobre mi propio tejado al colaborar activamente en la medición y devaluación del
Pico Bolívar, pasándolo de 5007m a 4980m de altura. Hasta ese momento mi primer y único 5000.
No me puedo quejar. Y menos cuando, además, encontré otros nuevos ambientes.
Ahora, de vuelta a casa, este proyecto me devuelve a los orígenes, al recuerdo, pero también a la
necesidad de comunicar todo aquello que en un tiempo pasado fue mi motor. Y pienso que, al seguir
estando el Pirineo ahí, puedo contribuir a que otras personas, sobretodo jóvenes, se sientan atraídas y
movidas por su encanto natural.

Carlos Abad. El Pirineo a Escala - MAQUETAS 2020. Zaragoza - España
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar